Sin alas aterriza en mis ojos,
cada noche abraza cansancio,
arropa del frío de la crueldad,
mima cada poro de amor
armado en amplia sonrisa.
Sujeta las piernas
a punto de quebrarse
en cada hachazo
de manos ciegas.
Protege cada derrape,
lanzandome al abismo
del mismo acantilado,
que un día regaló vida.
No tiene alas,
porque un día las cedió
conservando
así, la vida de lo amado,
ahora,
camina a mi lado.