Luciérnagas iluminan su camino
mostrando el perdido sendero,
revolotean las alas escondidas
sobre las altas montañas,
susurros de grillos en la tarde
anunciando calurosa espera,
las huellas que quisiera borrar
se perpetuan en cada piedra,
tatuando en su epitafio
lo sangrado en aquella vida,
relincha la libertad
cuando el telón cae,
las palabras callan
con el débil suspiro,
mientras la luz parpadeante
se ausenta en el infinito.
La nada apaga candelas,
las huellas dejan de importar,
mientras alas cortan su vuelo,
el murmullo se desvanece
en la melodía del último grito.