En el amanecer de la mirada,
la luz atraviesa el alma,
el silencio sobrevuela la cama,
mientras los platos secan los
recuerdos evaporándose en cada
gota resbalando su dolor
camino abajo.
El café con su aroma se desliza
por la estancia camino del corazón,
desperezándose con el pausado
ritmo de la vida que por fin,
abre sus ojos dejando su luz brillar.
Y con su resplandor,
Otra vida despierta,
una vez más.