Cuatro buitres acechan,
en la esquina de su cielo
abordan,
dónde mordisquear al proletariado,
orando a su lado.
Recelosos escarban
las izquierdas cenizas,
el pasado enmascarado
en voces regresa.
Más de lo mismo,
utopía rota,
en manos ansiosas
de frotar el poder.
Tristeza asoma,
el niño llora,
la urna repleta
vacia ilusión.
De nuevo, el pueblo,
cayó en la red de la araña,
esta vez ya no queda
más sangre que derramar.