El albedrío de las gaviotas,
avisan de hostilidad,
buscan normalidad,
en el futuro mortal.
La ciudad se estremece,
al ruido ensordecedor,
el miedo vuelve,
a quién el 36 rememora.
La niña sonríe,
mientras otras recuerdan
el miedo bajo tierra,
de la corta edad.
Las cámaras salen,
los fusiles disparan,
otro lugar
mismo tiempo.
Y sigue el ruido,
9 taladrando mi ser,
café caído,
manos atadas.
Vidas … engañadas.
El cielo olía a fuego,
nueve aviones
habían surcado
su cuerpo.