Alardeaba caprichoso
endulzando pequeña mochila,
cada día mostraba
mientras pobreza, callaba.
Quinta primavera,
con torpe mano
a hurtadillas,
cogía avaricia,
siempre enseñada.
Pájaros en la oscuridad,
acechaban pequeño corazón,
gritaba y lloraba
latido volaba, no entendía.
¡Era mala!
ahora sabía, quién
en apariencia mandaba.
Dragón a batir,
con fieras fauces
tierna mirada, clamaba.
Así, se quebraba,
inocencia pérdida
tras pequeña
travesura.
Desde entonces lucha
contra viento y marea,
nunca habla,
el Infierno
esposado silenciaba.