En el paso por la senda,
la máscara aparecía,
se retorcía en sus huellas,
mientras hojas caían.
La oculta sonrisa corría,
detrás del último eslabón
agazapado en la cadena,
casi rota, sin corazón.
Apagado gesto
en su mirada,
mostraba la meta
ya alcanzada.
Yo la veía, ella, lo sabía,
por eso se retiraba
lejos de la luz,
que nos alumbraba.
Y yo la buscaba,
revolviendo entrañas,
la encontré,
impasible
detrás de una puerta
atenta vigilaba.