Cobardía anunciada
en cada sintonía apagada,
grita melodía,
se escapa
detrás de la guitarra.
Los cacahuetes aplauden,
ignorando cuerdas,
ausentes de silabas,
verdad siempre duele,
mejor doradas palabras.
Mañana viajan las paralelas,
manos ahogan sonidos,
verdad aparece
y abatida imprudencia,
regresa a casa a escuchar
clarinete.
La vida continúa,
las expectativas se borran
antes de llegar a puerto,
mientras los campos de música
siguen sonando bajo la
ignorancia blanca
de cualquier frío asfalto.