Magnitud en un horizonte,
observa infancia inocente,
correteando por piedras,
ignorando conocimiento,
lágrimas colgando de
suelos,
mecen su savia al viento,
recorriendo en albedrío,
soleado día de ausencias,
¡llora el parque
abandonado!.
Pocas manos se agarran
cómo aquellas,
por el verde manto
los veías,
amor perdurando
tempestades,
sobre papeles rotos y
abandonados a su suerte,
en cualquier papelera.
Silencio en el bullicio,
lxs niñxs duermen,
los juguetes esperan.
El tiempo se pierde
en el murmullo de la gente,
las calles están tristes
desde que bienestar se fue.
Hasta los parques
echan de menos
la felicidad del tiempo,
poco a poco
intentando recuperar
en cada torpe paso,
aquella decisión
del pasado
dónde la sonrisa
espera su regreso.