Sigo fregando los restos del tiempo, sangrando cada minuto en la esporas de aquella torpe despedida. Sólo importaba mi rango en la sociedad. Cerré la puerta.

Sigo fregando los restos del tiempo, sangrando cada minuto en la esporas de aquella torpe despedida. Sólo importaba mi rango en la sociedad. Cerré la puerta.