Tuve un sueño,
se llamaba libertad,
no había que poseer
para amar,
ni ser superior
para parecer.
Tuve un sueño,
se llamaba libertad,
sin precio,
no entendía de tasa.
Tuve un sueño,
se llamaba libertad,
y lo encontré,
en la soledad,
cuando agonizaba
entre sus garras.
Y grité su nombre,
en el último suspiro,
la telaraña se rompió,
pero ya era,
demasiado tarde.
La libertad conmigo
se murió.