No sabe si este Otoño,
le agarrará suavemente
con sus hojas,
descendiendo con armonía
en albedrío de pasos,
pasos que corren
como si el Invierno
apresurara voces,
voces que rechinan
en el eco de la lluvia,
mojando sin memoria,
espaldas desnudas.
No sabe si aquella manta
espera con sus brazos,
resguardando aquel frío,
ese que nunca se va
cuando la puerta se cierra
y el silencio la recuerda
en cada portazo al corazón.
No sabe si mañana
su latido seguirá melodía,
ni si el día en alegría
le pensara deprisa,
tal como ahora
el murmullo del mar
recuerda sin maldad.
Decidió silenciar
y seguir camino,
sin piedra en su paso,
aunque esta piedra
ahora apenas le recuerda
detrás de una cerveza
en una mesa
espalda al mar.
Y sí, sigue con la misma canción,
esa que dejó a medias
entre sus besos
retirados al viento.
Es de noche
y ya no quiere seguir viendo
como la vida pasa
ya casi sin recuerdo.