Mira luz,
esa que regalas
cada mañana,
con el observar a trasluz,
envargas alma.
¡La creías tan ganada!,
cuando retrasaste
lo ausente,
volando se reveló
y en la oscuridad
escondió.
Fuiste imprudente,
al no creer en el corazón
con sus inocentes alas
acariciaba
nuevo amanecer.
Ahora por más rayos lances
mientras sonrisas regresen
ya no se sobrecoge
esta alma viviente.