Paso a paso, miro entre las rocas asomar, diamantes mortíferos sutilmente arrojados.
Tristeza asoma a quién monte ama, me agacho y lo recojo, dos pasos más allá otro brilla, miles de colores robados al cielo abanderado.
Me inclino y lo encierro improvisado joyero.
Dime ¿quién de sus manos te ha arrojado? para devolver al remitente tanta joya arrojada a la vida.
Si madre tierra pudiera hablar … algunxs entre sonrojos nunca más sus halajas con tanto desdén … perderían.