Escalando hacia la cima
de la montaña,
una sonrisa se reflejó
en la roca más cercana.
Caminando despacio
por el sendero de la vida,
una luz
iluminó el camino.
Era la más hermosa de todas,
su reflejo ciego
dejaba a quién la miraba
sin aliento.
Tanto le nubló el corazón,
que en silencio
dejó de respirar,
y sin darse cuenta …
murió.
Lo verás sólo
en cualquier bar,
con la mirada pérdida
en el papel del silencio.
Más nada le digas,
ya lo sabe,
nunca quiso de verdad,
y ahora sin darse cuenta
en la distancia,
aprendió a amar.