Vi como se retorcía,
introducía de nuevo entrañas,
y acariciaba cada tripa
que se escapaba.
Lo vi sangrar,
quise coser su herida,
y al intentarlo
casi me rompió el corazón.
Vi como se retorcía,
introducía de nuevo entrañas,
y acariciaba cada tripa
que se escapaba.
Lo vi sangrar,
quise coser su herida,
y al intentarlo
casi me rompió el corazón.