El hogar que conocí
se murió en el recuerdo,
ahora sólo se escuchan
los gritos del silencio.
Papá y mamá
ya no sonríen,
el tiempo de familia
se ha perdido
en la cola del paro.
Yo los oigo discutir,
bajo la almohada
escondo las voces,
y lloro para no escucharlas.
Mi estómago quiere dulces,
pero no hay dinero
ni para salado.
Yo quiero un abrazo,
no me importa
lo que otros tengan,
hasta los besos
se han ido.
Hoy han llegado,
han dicho
que nos tenemos que ir,
que mi casa
ya no es casa.
No me importa partir,
pienso …
hogar es donde
ellos estén,
me hago fuerte,
recogo mi muñeco,
giro mi cara,
se cierra la puerta.
No lloro,
hasta las lágrimas
se han quedado
encerradas
en la llave de otros.