Elefantes de papel
caminan sobre la mesa,
nubes de colores
se cuelan entre aplausos,
inoportuna boca
interrumpe la obra,
y se come una mosca.
Mis ancestros regresan
entre gaitas y tambores,
cuentan los sudores
del campo entonces.
Lo que hoy llaman barriadas,
llamábamos Quintanas,
y lo que llaman Llingua
llamábamos Asturianu.
Ya lo falaban mis güelos,
nada ye lo que parez,
el señorito va en madreñas
y las madreñas lloran
el barro del trabayu,
perdiéndose en el paso.