Miro de arriba abajo el papiro,
cientos de letras bailan burlonas
y yo sólo veo dos
que atraviesan mi córnea.
Despido improcedente,
añade motivo
siempre en minúscula,
¿por enfermedad?.
¡Ay! todo el amor
crujido en papeles rotos
despachos expertos
rompiendo corazones.
¿Improcedente?
romper la reglas
de la poesía,
¿mantener lealtad
hasta el final de la tinta?.
¿Sucumbir a la toga
sentenciando
indemnización
a tal desagravio?
¡Ay de mí! ,
POETA Y POBRE,
con musa en juicio
y la otra
enfadada
por descuido.