La raíz del tiempo,
desfila entre el concierto,
sinfín de sonidos
regresan con el viento.
Voces anuncian
dentro del gran cuerpo,
corre la sangre
buscando vida.
Corazón bombea
días de música.
Unidas horas oscilan
entre luces en cielo blanco
y ruedas despertando camino.
Impolutos suelos
reflejan mi cuerpo,
se arrastra sin pensamiento
quizás absorto en el brillo.
Los salones de Sisi
apagan luces,
la música ha dejado de sonar,
perdiéndose en colgantes afilados.
Sus cifras rodean al ocho,
señales del espacio
me buscan sin letargo.
Una caja recoge
metros de esperanza,
mientras pulmones respiran
vida y muerte en batalla ,
bajo aviso anuncia precaución .
Siempre en movimiento,
pequeñas hormigas
danzan con el ocho
en sonrisa.
Amanece en él,
abre su luz
y los carros bailan.
Despiertan las luces de salida
entre sueños interrumpidos
en continúa lucha.