Dijiste que el tiempo pasaría,
de mi mente te borraría,
aquel beso en desierto
se convertiria en eterno Oasis.
Dijiste que en principio
por siempre existirías,
y al saciar mi sed
de tu recuerdo gustaría.
Te fuiste como última gota
evaporada del manantial,
tuve que enterrarte
por segunda vez.
La primera
cuando heriste la inocencia,
con lengua serpenteando
amor sentido por primera vez.
La segunda
herido de muerte
buscaste mis brazos
en cercanía soñada.
Ahora sólo puedo velar
aquel despertar
en la oscuridad
de solitario parque.
Te fuiste sin intuir,
que mi corazón
siempre te vería
sonriendo en el temblar
del aprender a amar.