Desfilan las dudas ante mi mirada, y debo abandonarlas en la cuneta del miedo, hacerles una llave a esos sentimientos y romper con mis manos la fuerza de su Titán.
Mas miro el amanecer, me siento a su orilla y tomo los pensamientos de aquellos vacilos, los grandes pinares testigos de la valentía, mueven sus hojas animando a estos a buscar otro caminar.
Anuncia su intención, y recorre el horizonte con sus manos.
No hay vuelta atrás.