Aquella voz
todo rompió,
no existe remedio
al corazón crujido,
ni lamento
que calme tono.
No existe perdón
ni oportunidad,
ácido sabor
dar opción.
Recoge los restos
poco a poco,
para no lanzarlos
al abismo del odio.
Mide palabras,
para marcharse
sin ruido,
no es pertenencia
nadie comprende.
Retoma camino
con calma y sentido,
esconde alma
horizonte abraza.
De nuevo
regresa soledad,
donde nunca
debió marchar.
Bienvenida… libertad.