Cada vez que he volado,
me han multado,
por sentir con corazón
y serle totalmente fiel.
Cada vez que me he ido
me han sancionado
el alma por amar
con las entrañas.
Me va saliendo
caro tanto déficit
en este latido.
Los acreedores
se amontonan
a las puertas
del acantilado.
Quieren saldar deudas
en la piel quemada.
Eso que proclaman,
no es más que juguete
roto de tanto usarlo.
Sólo
han dejado deudas,
y trastos escondidos
tras las esquinas.
No significan nada,
sólo quebrado
de lo que creía
que era amor.
Quizás es hora
desempolvar egoísmo,
y comenzar a caminar
con deudas en mochila.
Y guardar este sentir,
como oxígeno para el camino,
e ir soltando en la subida
cada lastre con cadena.
Llevo tijeras escondidas
en mirada,
y decido caminar con el aire,
seguro,
que me saldrá más barato.