Agazapado en cueva,
ligerando pluma
flota en mirada
agotando despertar.
Confunde lamento
en el sonido de la noche,
iluminando oscuridad
avisa.
No te acerques
a mí aliento,
para soltar un puedo
y dar media vuelta
a una vocal que te enreda.
Te lo dije cuando te acercabas
con la eternidad entre los dientes,
no roces mi piel,
si no vas a acariciarla.
Ahora sangra tu orgullo
cuando el eco te envuelve
y los recuerdos acechan,
demasiado aviso para
tan corta expectativa.
El rugido ya no asusta.