El tiempo ya no habla conmigo, no me cuenta de los minutos vividos ni contabiliza los segundos en espera.
Está enfadado, incumplí convenio regulador y llegué tarde a la cita prevista.
Seguro, le conozco, ¿sabes?, lleva toda una vida pegado a mis posaderas, se resisten a ser base de decadencia y se mueve con las manillas del reloj.
Perdóname si no te hice caso, cuando bailabas en mi sofá y dormitabas con tu bondad. Aveces me despisto, juego con flores en la orilla del precipicio de la vida.
Anda …, guarda tu rencor y camina conmigo, no me obligues a correr para seguir tu estela .
¡Vaya, no contestas!, y ya me despisté de nuevo, llevo hablando con tus pájaros toda la madrugada y la vida sin remedio se escapa.