Sólo en el día y la noche,
a la intemperie,
observador de todo lo que ocurre,
alrededor de si …
encima de él.
Escucha cada conversación,
mudo ante tanta expectación,
observa ….
risas, lloros, besos, abrazos …
manos que se esconden …
bajo las prendas que tapan
esos cuerpos …
que lo abrigan.
Disfruta de amaneceres y atardeceres,
se moja bajo la lluvia,
el sol calienta su cuerpo inerte…
Y él se mantiene … ahí …
quieto ….
en el mismo lugar ….
a la misma hora ….
Pero ….
Sin ti.
(MIO XXVIII)
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Día y noche
en los callejones,
mira el mundo
que reposa frente él.
Conversaciones de madera
llenan tardes,
miles de sentimientos
se arropan bajo los abrigos
de retrasada Primavera.
El aroma del sexo
se cala en su piel,
cubriendo con flores
piel marchita.
Le quedan atardeceres,
para seguir vidas escuchando,
aunque los amaneceres
de los jóvenes amantes
siempre sea más dulce.
Se mantiene inmóvil
en el viento que gira,
aún nos recuerda
cuando sáltabamos regazo.
Ya ves su memoria no olvida,
siempre nos quedará
aquel Parque
donde comenzamos
a amar.