Oigo los pájaros
en tu ventana,
te llaman
y no te enteras.
Insisten don,
cierras persianas
ocultas esperas.
Escucho la voz del viento,
en cornisa sediento,
mudas oídos
manta refugio.
Grito mi amor
la puerta se cierra,
fuera espera
ahora desespera.
Veo entre gentío,
me escondo en arrugas
serias acicalan
mirando los surcos
de las heridas.
Ya no espera
ni busca,
en su sentir
lo tiene todo.
Traspasa el umbral
de lo efímero
para abrazar
en su vientre …
lo eterno.