Amanece sobre la lluvia,
oscuridad abraza
cada lágrima
lanzada al abismo del temblor.
Las deja caer
al vientre de la niebla,
se pasea entre la gelidez del aliento
y escucha los pasos
del eterno silencio.
No ves acaso que la vida
lanzada de nuevo al azar,
se deja caer entre las mantas
del Invierno.
Para contarnos en reflejo
la historia de la juventud
huída entre los días,
arrugada por la expectativa.
Se mira en la caída del sueño
para darse cuenta
del mero lamento
de una hoja buscando suelo.
Dónde van las cenizas
cuando se pierden
entre las camisas de las estaciones
pérdidas.
Dónde emigró la voz
en las calles caminando
con mirada en grito,
acaso ¿encarcelada?.
Dónde fue el amor
que nunca llegó,
furtivo entre
lo que quiso quedar.
Dónde …
El viento de las edades
se lo llevó,
sólo dejo las migas
del rastro que se escondió.
Y despierto del sueño …
quizás sea cierto,
por fin encuentre casa
en este desierto.
El rastro borrado
vislumbra huella,
la sigo entre la nieve
de la orilla rendida.