Desearía ser hoja
donde reposaras pensamiento,
ceñirme a cintura
como si fuera sabia en rama.
Meterme en el buzón de tu voz,
volar donde nadie nos viera,
surtir labios
de la inmensidad que nos deja.
Duermo entre gritos
soñando historias,
recordando la noche
de los vientos del ayer.
Despeinan el hoy del mañana,
llenan con varillas,
promesas de lealtad
a la oscuridad.
Herviendo valentía
entre voces y vientos,
saciando hambre
en mano que mece.
Amor de madre
humos de pensares,
un vivir del sentir,
en media luna del vivir.
Escondido de poseedores
el don de una voz
¿iba acaso a callar
su grito?.
Abriéndose paso
en un ocaso
comenzó la sílaba
de una niña herida.
Si acaban con su voz,
miles … ocultas
resurgiran del silencio.
No es un aviso.
Gracias por ser inspiración.