Sube a la torre del tiempo,
empujando las manillas de las
horas,
retando a los minutos perdidos
y saltando sobre los segundos
obviados.
Vuela sobre el viento que canta
una canción casi desterrada,
en melodía de la ola escapada
sobre resaca de lo vivido.
Estira razones del silencio
y masajea sonidos
sobre la fórmula perfecta,
ahora rota mirada.
¿Ves como se agarra
con el ahínco de respirar
oxígeno, dejando el dióxido
ahí fuera escondido?.
Cuánto valor perdido en alta mar,
cuántos sueños hundidos
ahora buceando entre algas
con el tiempo escondido.
La vergüenza de quién ve
como el mar llora cuerpos,
expulsando el hedor
de lo inhumano.
Dónde vamos
cuando nadie ve,
dónde caminamos
si llueven huellas.
Perdidas entre versos
acuden a buscar
la llave de la edad
ansiadas de cenizas.
Y yo las veo
con la lectura
del cristal
del cansancio,
con la voz calmada
de la tormenta,
y con la mirada
atenta al mar.