Se pegan los sueños a las legañas,
rezagados esperan lágrima
que les haga volar lejos,
en la inmensidad del horizonte.
Observan desde la distancia
las curvas de la vida,
hablando entre sílabas
palabras pérdidas.
Sigue lloviendo
en aquel Invierno,
donde el arco iris
abría luz en cada viento.
Perpetúa el silencio
arrasando espacios,
disfrazando igualdad
entre miles de faros.
El tuyo sigue destellando
a gritos ausencia,
escombro de presencia,
una línea al fondo.
El mío sigue las señales
que se cruzan en el camino,
quizás un día encuentren
puzzle y atrapen ‘bandera’.
Y el sueño quizás regrese
a explicarme las noches,
del vacío entre hojas
de un día cualquiera.
La guerrera sigue aquí
aunque nieguen espacio,
aborda cada guerra
con la dignidad … a salvo.