Vives donde los vampiros pronuncian tu nombre, recordando las sílabas de la lejanía ya perdida.
Pies pesados muestran camino andado y como los senderos se hacen angostos en cada paso.
Nublan mundos conocidos en la caída del Otoño mientras nieves asoman Navidades ausentes.
El calor se mantendrá firme ante los silencios y aquellas estrellas formarán parte de nuestro Universo.
Con las manos puras y lo impuro tras guarida ya no recordarás como desbocado bramabas ante las barras del miedo.
Los alientos siempre acaban siendo uno por mucho que se empeñen en ser diferentes.
Te envío a las fronteras y te pido que no pierdas corazón cuando te pidan nadar alma a contracorriente.
Invisibles rejas acechan y sólo en ella podremos recordar la brisa cuando la ciudad desaparece y el ruido enmudece.
Siguen cayendo voces rotas entre tanta letra sin acentos que pongan cenizas en perfectos cajones llenos de galardones.
